La parábola de los Interruptores
26 jueves abr 2012
Written by Karmencita in La historia que quiero contar
Tags
No tags :(
Share it
Yo creo que todos tenemos un interruptor muy especial en la cabeza. Hablando con propiedad, tenemos infinitos. Infinitos interruptores dentro de nuestro cerebro que cambian continuamente de posición. De VERDE a ROJO, o viceversa. Incluso podemos dejarlos en una posición intermedia, en un frágil equilibrio en el que el mínimo estímulo puede volcarlos hacia cualquiera de las posiciones.
Estos interruptores están asociados a cada recuerdo, a cada vivencia, a cada persona que se cruza en nuestro camino. Cada nuevo elemento que entra en nuestro mundo crea su propio interruptor, y su posición inicial la determina eso que llamamos nuestra primera impresión. Cuando algo nos entra bien, nos gusta, nos apetece, nos cautiva, nos convence, crea su interruptor en VERDE. Cuando algo nos da mala espina, interruptor en ROJO. Y durante la vida de ese elemento en nuestro pensamiento, y después en nuestra memoria, cada acontecimiento que se sucede, cada información que se añade, cada relación que se establece con otros elementos, puede invertir la posición del interruptor.
Los interruptores que más me fascinan son aquellos que asociamos a las personas que vamos encontrando en la vida. Son interruptores grandes, brillantes y excitantes, y están asociados a toda una persona, no sólo al inmenso conjunto físico y emocional que compone un ser humano, sino también a su historia. Con las personas, de alguna forma hacemos un ejercicio de generalización, ahorrando los miles de interruptores que debieran producir cada una de sus acciones o palabras para incorporarlos al gran interruptor que hemos creado para ellas. Hay personas cuyas interruptores nunca han cambiado de posición desde que irrumpieron en nuestra vida. Hay otras que nos dieron una primera impresión equivocada, y nos obligan a invertir su interruptor en cuanto las conocemos mejor. Incluso las hay que se debaten entre el VERDE y el ROJO desde que nos conocimos, y así seguirán por siempre, o hasta que nos cansamos y decidimos dejarlas indefinidamente en esa posición de equilibrio que indica que no nos fiamos, o incluso hasta que las condenamos al ROJO por simple pereza.
Pero he aquí un tipo de acontecimiento que me entusiasma especialmente, y que comienza con un interruptor que lleva en ROJO mucho tiempo, con una persona que conocemos y que hemos condenado por muchas pequeñas cosas. En muy contadas ocasiones ocurre que un mínimo acto o un puñado de palabras del dueño del interruptor, te emocionan de tal manera que te fulminan, y hacen saltar el interruptor al VERDE sin marcha atrás. Sabes que para ti, esa persona siempre estará en VERDE, pase lo que pase y haga lo que haga. Y te das cuenta de que pocos han presenciado algo así, que eres un privilegiado que ha conseguido desenmascarar como VERDE un interruptor que todos ven ROJO. Para mí, esos CLICKS hacen que la vida valga la pena. Son lo mágico del truco.
Roberto fue la primera persona que hizo saltar en mil pedazos su enorme interruptor en ROJO. Me dio una lección, y consiguió que desde entonces mis interruptores rara vez pasen a ROJO. Ahora los mantengo todo el tiempo que puedo en equilibrio, buscando ávidamente la excusa para volver a ponerlos en VERDE.
[TO BE CONTINUED...]
4 comments
%d 26UTC %B 26UTC %Y a las %H:%M 05Thu, 26 Apr 2012 17:36:10 +000010.
Buen enfoque del asunto. Creo, como tú, que no habría que poner nunca los interruptores en rojo permanente porque al hacerlo nos perdemos muchas oportunidades.
También pienso que a veces la actitud de los demás sólo es un reflejo de la nuestra, así que para cambiar la de los demás, tal vez sólo hemos de cambiar la nuestra.
Te dejo una reflexión (bastante farragosa por cierto) que tiene algo que ver con tu punto de vista aunque, ni de lejos, tan colorista como la tuya.
http://tertuliafilosoficatoledo.blogspot.com.es/2011/02/piensa-mal-y-acertaras.html
Saludos.
%d 27UTC %B 27UTC %Y a las %H:%M 09Fri, 27 Apr 2012 09:09:15 +000015.
Muy interesante tu exposición Yack, muy a lo Desmond Morris
Mi visión intenta ser más positiva, seguramente porque mi “candidez” me ha devuelto más cosas buenas que malas.
Esto también es otro punto a considerar, puesto que la singularidad de cada uno, y su forma de interaccionar con los demás, define nuestra forma de comprender el mundo. La experiencia de una persona rara vez es extrapolable a otra, simplemente porque la vida (las personas) tratan de forma diferente a cada uno en función de sus características psíquicas y físicas.
Me apunto el blog que referencias, me ha gustado mucho! Gracias
%d 27UTC %B 27UTC %Y a las %H:%M 10Fri, 27 Apr 2012 10:12:04 +000004.
Lo mejor de la “candidez” es que se cura con el tiempo.
Y llevas mucha razón en eso de que cada uno ve el mundo de una manera diferente y las experiencias no son extrapolables, aunque yo añadiría que sólo hasta cierto punto.
Si te tiras a una piscina sin agua, el chichón es extrapolable porque todos compartimos una misma realidad. Lo difícil es saber qué es extrapolable y qué no lo es, pero estoy seguro de que eso se te da muy bien.
Y una última pregunta: ¿cómo demonios has pintado el estampado del vestido en perspectiva?
Saludos.
%d 08UTC %B 08UTC %Y a las %H:%M 08Tue, 08 May 2012 20:48:49 +000049.
Trabajando con Photoshop el estampado es fácil… Busco una textura que me guste, trato los colores, niveles, etc… Y luego aplico a la capa del estampado perspectiva y un poco de esferización