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[« DÍA 1 - ENCONTRANDO LA IDEA]

Una vez decidida la historia que vamos a contar, y antes de abrir ningún software 3D, los animadores se sirven de herramientas rápidas que les permita hacerse una idea rápida de cómo quedará la escena. El Storyboard (secuencia de dibujos que articula la historia a contar a modo de cómic) y la Animática son dos herramientas muy potentes en esta fase. En este caso, puesto que la secuencia que voy a desarrollar es corta, he atacado la animática directamente. Una animática es un storyboard un poco más elaborado, montado secuencialmente como una animación rudimentaria. Contiene ya el audio, y su objetivo es fijar el ritmo y las acciones de la escena, así como otros aspectos más técnicos como el encuadre.

Cuanto más definida y trabajada esté la animática, con mayor seguridad se afrontarán las siguientes fases de la producción. Es por esto que, pese a que su apariencia resulte tosca, una buena animática ha de contar con un amplio trabajo previo. Además de trabajo de guión, hay que reflexionar sobre los planos más apropiados para realzar la historia, las características físicas y psíquicas de los personajes, el escenario o ambientación, el acting de los personajes y el subtexto.

Aunque contemos con un diálogo, lo que realmente debe trabajar el animador es el subtexto. Si no nos planteamos lo que en realidad están queriendo decir los personajes, caeremos en una pantomima que únicamente apoya con gestos cliché las palabras pronunciadas sin ir más allá, obteniendo una actuación plana. Un mismo texto puede tener multitud de significados diferentes según las intenciones, la condición, la situación o la personalidad de quien lo dice, de dónde lo dice, del momento en que lo dice y de a quién se lo dice. Realizar el ejercicio de responder a todas estas preguntas, e incluso de probar diferentes combinaciones que otorguen nuevos significados al texto, nos dotará de muchas herramientas para enriquecer la escena, para proponer gestos o miradas que resulten coherentes con la actuación global.

Aunque este trabajo puede realizarse mentalmente, y esto ya es mejor que ni siquiera plantearlo, se verá enriquecido buscando referencias e incluso fabricando referencias propias.

Referencias

Lo primero que hace un animador a la hora de plantear una escena, o su animática, es buscar referencias. Desde búsquedas en Google hasta revisar películas o cualquier material relacionado, todo sirve a la hora de nutrirse de ideas que abran nuevas posibilidades o refinen las que ya están sobre la mesa.

En mi caso he hecho acopio de imágenes de cocinas y de niños, he revisado algunas películas relacionadas (como por ejemplo El sexto sentido y Ratatouille, cuando Antón Ego recuerda su niñez) y finalmente me he ayudado de videoreferencias para terminar de probar las diferentes posibilidades que barajaba.

Recordemos mi idea:

Dos niños esperan contentos su desayuno, sentados en la mesa de la cocina. La madre prepara el desayuno y se produce el diálogo entre uno de los niños y la madre:

- Niño: He hecho un nuevo amigo
– Madre: ¿Real o imaginario?

El niño mira a su compañero extrañado por la pregunta,  y entonces ambos comprenden que el segundo niño no existe (desaparece o se atraviesa el cuerpo al intentar tocarse)

- Niño: Imaginario

Videoreferencias

Una vez tenemos claro lo que queremos contar, resulta muy útil grabar en vídeo una recreación de la escena con personas reales. Bien sea uno mismo o con la ayuda de algún conejillo de indias, se trata de plantarse frente a la cámara e intentar actuar como lo haría nuestro personaje.

De perlas nos ha venido el Seminario de Actuación para Animadores, impartido por Nerea Cordero y organizado por Pepe School Land al que asistí justamente el pasado fin de semana. Unas intensas sesiones en las que una actriz consumada nos enseñó técnicas para construir personajes desde el físico y escenas por capas.

Así pues, a la salida de la Escuela rapté a un par de compañeros para que me ayudaran con la escena. El objetivo era doble: Por un lado no tenía claro si quería que el niño de mi historia supiera desde el principio que su amigo era imaginario, o quería que lo descubriera cuando la madre le pregunta. Por otro necesitaba una referencia de las reacciones de dos “niños” en la escena planteada, amén de explorar las actuaciones espontáneas en busca de nuevos caminos.

Resultó fenomenal, y a partir del material grabado construí sendas animáticas con las dos mejores escenificaciones que obtuvimos. A base de repetir la escena y de buscar diferentes matices, surgió una idea muy interesante que finalmente fue deshechada por resultar demasiado compleja para el poco tiempo disponible. Coloquialmente se habla de “kill your babies” cuando hemos de renunciar a una idea que nos gusta mucho pero por diversos motivos no resulta la más apropiada para el proyecto.

Aquí podéis ver la videoreferencia que grabé con mis compañeros Toño y Víctor (¡mil gracias de nuevo por la ayuda, chicos!) y la animática deshechada. Dani me hizo ver que ésta historia, aunque interesante, generaba preguntas en el espectador que no podían resolverse en los escasos 10 segundos que debe durar la escena, como por ejemplo porqué un niño que crea a un amigo imaginario le tortura haciéndole ver que no es real.

Y ésta es la animática finalmente aprobada en clase, y a partir de la cuál trabajaré en las siguientes fases.

[TO BE CONTINUED...]