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Después de meses trabajando en el guión de Roberto, la idea original casi se ha esfumado para dar paso a una historia diferente. Durante el intensivo de Iniciación al guión, impartido por Alicia Luna, aprendí un montón de técnicas y trucos para construir una buena historia. A saber: cómo construir personajes sólidos, cómo estructurar las historias para que mantengan el interés del espectador y cómo escribir buenos diálogos. Así que ahí estaba yo tras una semana intensa y estimulante, reescribiendo Roberto para empezar el Taller de reescritura a la semana siguiente. Muy satisfecha del resultado.

Primer día del Taller de reescritura. Cuatro alumnos intentando mejorar nuestro guión. Alicia comienza a dar valiosas claves para mejorar nuestro trabajo que entusiasmada voy apuntando en mi cuaderno, preguntándome cómo aplicarlas a Roberto. Y llega la primera decepción: Alicia no entiende bien mi historia, los saltos entre realidad e imaginación le resultan confusos y no ve claro qué le ocurre a Roberto. No pasa nada, trabajaré un poco estos puntos para que resulten más explícitos. Nada que no pueda solucionarse.

A falta de media hora para el final de clase, Alicia propone un “inocente” ejercicio para intentar focalizar qué queremos contar en nuestra historia. Y he aquí que además de evidenciarse que mi historia flojea y no pasa de la mera anécdota, me doy cuenta de que no tengo claro siquiera quién es mi protagonista… ¿Os imagináis mi pánico al comprender que después de 6 meses, con un guión que casi daba por definitivo, no estoy segura de qué quiero contaros? Me bloquée, entré en crisis. Me convertí en un mar de dudas que saltaba de una decisión a otra compulsivamente sin razonar ninguno de esos saltos. Hasta que respiré profundamente y recordé que tengo toda la semana por delante para encontrar mi camino.

Volví a leer Quién es Roberto, porque me parecía haberlo olvidado, y comprendí que hace 10 años quería contar una historia completamente diferente. Así que aquí estoy intentando resolver un gran dilema, intentando elegir una historia que contar y un protagonista que la cuente. Y lo único que se me ocurre es escribir las dos opciones y dejar que esta tarde, durante nuestra segunda sesión en el Taller de reescritura, me ayuden a encontrar mi historia perdida.

Estoy segura de que esta crisis alimentará mi historia y la hará más fuerte. Pero.. ¡qué mal se pasa hasta que se pasa!

[TO BE CONTINUED...]